Si escuchas que reniego por amarte,
que por ti ya no exclamo ni un quejido,
es solo por despecho embravecido,
pues ya que en realidad no sé olvidarte.
Si ves que se me da por ignorarte,
fingiendo tontamente gris olvido,
se debe a que en torpeza estoy perdido,
muriendome de ganas por hablarte.
Te quiero con el alma bien lo sabes,
y sabes que sin ti, mi vida es nada,
sumido en pesadez y escoria graves.
Por eso no me explico tu postura,
al ver a contraluz de mi mirada,
que muero por tu amor, con gran locura. 2002