Al árbol
Orgulloso y altivo, agarrado a esta mísera tierra permanezco.
Hendidas mis raíces, en la profundidad de quien me apoya,
busco en su seno el sustento, que en forma de humedad me da la vida.
Pero por mas que mis tentáculos extiendo,
no consigo llegar hasta tu seno.
Sé que poco me falta por lograrlo,
Un solo esfuerzo mas por conseguirlo.
Mas el agua que intuye mi agonía, se escabulle y escapa de mi lado.
Mi tronco arrugado y viejo, cruje cuando el viento sopla,
y la tierra que me apoya, se resquebraja y agosta.
En lo alto, allá en mi copa, las ramas junto a
mis hojas, se quejan en mil lamentos,
es el grito que ellas dan al moverse por el
viento, pidiéndome con quejidos, el agua que es su alimento.
Su sentir hasta mí llega, su pena me rompe el alma, pero yo pobre de mi no puedo alcanzar el agua.
Lucho con fuerza y con rabia, ruego al cielo que me escuche, y deje fluir la lluvia, que es para mí la esperanza.
Pero a mi nadie escucha, y nadie oye mis plegarias.
Solo el sol que es de justicia, contesta con risa sorda,
y envía rayos de fuego para aumentar mi zozobra.
Cuando llegara la noche, grito yo desesperado,
cuando asomara la luna, y aleje el sol de mi lado.
Pasa un día, una semana, y no hay una sola nube,
que se asome en lontananza.
Poco ya pobre de mí, podré aguantar de esta forma,
si no aparece la lluvia y moja mi boca
amarga.
Mis hojas están marchitas, mis ramas ralas y pardas.
Mi tronco reseco y hueco, el viento lo bambolea,
tirando de mis raíces para sacarlas de
tierra.
Yo ya rendido me inclino, tiene mas poder el
aire que la fuerza en que me afirmo.
Con mas furia sopla el viento, mas de mis raíces tira,
es como el ultimo intento, por arrancarme la vida.
Mis ramas llegan al suelo, mi tronco roza la muerte,
y ya sino llueve pronto nada podrá reponerme.
Sigue el viento con mas fuerza, ya casi es un
huracán, y al fin me arranca y me arrastra,
fuera del que fue mi hogar.
Jadeando casi muerto, tumbado y partido estoy,
y en este momento el trueno quiere acallar mi dolor.
Y con él llega la lluvia, ahora que ya nada soy,
¡Por que vienes a regarme, si ya ves que muerto estoy!
J.G.L.