Los minutos continúan, y las noches, cuelgan del alba, que nos despierta, cuando la vida, esta de cabeza, dándome vuelta en mi interior, que pesa en mi hombro, apaciguando las caricias, que desde el fondo,
escuchan el sonido de mi corazón, que tantas veces late, por el amor que va naciendo, sembrando esperanzas,
en mi deshilachado andar, que has zurcido con paciencia, mientras la lluvia, afuera estornuda; los pesares
que me dejan atrapado
en cosas, que me hacen imaginar que cuelgo del hilo del resollar, tímido que me hace desesperar, por que mañana tendré
que esperanzarme de nuevo en los latidos que poco se frenan hasta quedarse como los míos, para que así todos juntos seamos una familia.