Lloras a veces, lloras
en tanto el río canta y fluye
inundando los valles.
Fresca explosión del agua
que llega a confundirse con tus lágrimas.
Lloras como las nubes,
como la furia blanca de cascadas
ignorando la causa. Te rebelas
y en tu pecho se agolpan los suspiros
o te da por cantar y no hacer nada.
Lloras a veces, niña,
y no sabes por qué.
Miras al cielo, flor que reverdece
la luna blanca que antes no mirabas.
La contemplas, suspiras, te revuelves
en tu lecho de estrellas
y te callas.
Nacen de tu silencio
olas, mareas, viento y el insomnio
es como las arenas de las playas
donde dejan sus huellas
-niña que a amar empiezas-
las nuevas experiencias asomadas.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC