Ya silenciosamente camina entre las sombras,
por nada reclama, no discute ni pregunta,
solo espera la flecha, que lo ayude desea.
Los recuerdos pasean sobre bellas alfombras
cual espuma asciende al cielo con el alma adjunta.
No escribe, sin palabra su albedrío pasea.
Su cuerpo ahora es amarga caverna del alma,
la dulce paz busca en la no deseada muerte.
Letras, frases, oraciones resuenan vacías
al insubsistente destino pretende calma,
si no se demora el olvido hallaría suerte
quiere morir del todo sin oír ya falsías
El señor de los fierros
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