Nadie habrá cubra con pesada losa
ni tu voz tan tierna, ni tu verso herido
porque en el asilo de tu "Madrecita"
has de hallar por siempre, el más dulce abrigo.
Si ella aún rogándole, como tú le ruegas
demora en enviar junto a ti el sereno
no bajes la guardia, no te desilusiones
curará en un instante, tu pecho dolido.
¡No temas, mi amigo! que oraré contigo
Y verás que pronto ,acude en tu auxilio
y ella te cobija con su dulce aliento.
No estarás tan solo, serás dulce niño
que en su regazo duerme muy tranquilo.
Recobrando fuerzas, para que le sigas
con tu alegría, que al mundo ofreces
a amar dispuesto, con sabiduría.