Tú tienes una pena y me ocultas justo a mí,
por qué a mi precisamente, cuanto lo siento,
¿murió la confianza entre los dos? Tu dolor presiento.
Confiémonos, cuantas veces yo tus errores eximí.
Pues ya no niegues más, el dolor leo en tus ojos,
lo sé, son ideales de tu intimidad dormida
que ahora despierta, ¿soy tu amigo; querida?
No te dejaré vivir con el dolor, menos a tus antojos.
Ya no sufras mas inútilmente, cuéntame tu pena,
no trataré de cambiarte, siempre te acepte como eres.
Ámate a ti misma, déjeme de lado, ¿eso prefieres?
No te destruyas por favor, te suplico, no estés ajena.
Dejas por un momento las cosas que te preocupa.
En amistad hemos vivido; amo y adoro tu existencia,
nada cambiara, entre los dos jamás habrá distancia.
Amiga; dame un poco del dolor que tu corazón ocupa.
Autor: Alcibíades Noceda Medina