Ay del sueño! Sobreviviendo al insomnio muslo a muslo, boca a boca. No tenemos altares ni perdones, compartimos el exilio, la distancia. Pero estás… en ese lejano horizonte, sin horas… Tu sombra y mi sombra en este tiempo que gime giratorio, en este eterno conjuro que me abraza a tus ausencias, a tus noches y deseos. ¡Dejame entrar a tus ojos, dejame entrar a tu alma!, más allá de los ecos y los vientos que encogen mi piel enamorada. Amantes, frutales, carnívoros, voraces, pudorosos al tendal de tentaciones, aves de tormenta… en un festín de quejidos y susurros, borrachos de delirio. De mi palabra a tu cuerpo, de tu mano que bautiza mis pecados, saturados, consumidos de locura. Y el mayor de los secretos: Condenados a amarnos en silencio… Los calendarios palpitan y se mueven, mis sueños, mi amor, ya no perecen con mi angustia de quererte y no tenerte!