Para que me recuerdes, de la mejor manera
soñando virtudes, sin vanas melancolías,
para que me recuerdes en todas tus primaveras
en todos los retoños que perfuman tu vida.
Para que me recuerdes, amaneciendo en derroche
con una flor semejante a tus quimeras,
un vestido de seda que perfora tus noches,
una voz de estrellas, que escuches por vez primera.
Para que me recuerdes, en la música de mi verso
en el dolor inmenso que dá una despedida,
lejos el mar, a orillas de tu universo
el batir de las olas, en tu falda caida.
Para que me recuerdes, como otrora lo hiciste
llena de ausencias, vagando mis días,
y el color luna que sinuoso te viste
donde yace el amor, donde ya no eres mía.
Para que me recuerdes, e insisto en decirte
que eres belleza dentro de toda la armonía,
con la paz de tus ojos, ansío en vestirte
cuando mi mano derrame, en tus faldas caídas.