No me rijo por claúsulas distantes
ni por beatos con forma de alfileres
ni tampoco por autores e inmigrantes
ni siquiera por saber de donde eres,
no me ufano de ser un pordiosero
si el serlo me devenga en embelesos,
ni resuelvo mojarme en aguaceros
cuando la luna me baña con tus besos,
no respiro por respirar y necesario
son los aires que vienen de tus nortes,
no obtengo réditos por mercenario
ni tampoco por los encierros de tu corte,
no aspiro a ser un embustero
ni que mientan los silencios a mansalva,
todavía la pluma del mosquetero
se emociona cuando me robas el alma,
no transfiero ni regalo hipocresías
si hipócrita es perder por aventura,
ni siquiera me urgen utopías
cuando el límite me marca una locura,
no imagino marzo sin calendario
ni abril robado por Sabina
pues reniego de todo crepusculario
que ose invadir tus dedos en mis rimas,
amo la invalidez de la segura
imaginación sutil de cada prestatario,
me reclino ante tus cavidades obscuras
cuando son acechadas por mis labios,
no poseo márgenes de errores
ni fe de erratas que los suplanten,
no recurro a difamar con los colores
el gris opaco de aquellos tristes antes,
no permuto ni vendo mis enseres
viejos cacharros que suelen agiornarse
son los rastros de su óxido que quieren
percudir aún más los mustios desenlaces.
No me atrevo a cruzar la inteligencia
de aquel que sabe por viejo y por zorro,
ni tampoco a vestirme en tus ausencias
porque hacerlo plagiaría a un estorbo,
no quiero amores de supermercado
ni tampoco un wall street condescendiente,
ni siquiera la riqueza del soldado
con una chapa de cobre en su mente...
Y me dices, bella! Que por otra vida
pagamos la injustucia de querernos...
Solo piensa que la rueda todavía
girará tantas veces...sin poder venecernos!