La muerte del sol, cetrino a lo lejos,
en un día pagano, varia en mi alma,
enhiesta a sufrir cual los días viejos,
liento los ojos y rota la calma.
Versátil, voluble, vorágine en la inmensidad
de un mar azul, ardid en tus expensas,
suspiros en mal de vida, miradas extensas
copiando a la deriva, firmeza y suavidad.
Ávida tu estancia, mostrándome en el mar
tu fiel benevolencia, tu angustia y mi aflicción,
bajando como lluvia para amar y para odiar,
como rosa marinera, como besos sin razón.
Y aquí tu amor, medroso por doquier, por doquier,
medroso sin saber, las penas del amor en sepultura,
como es de ti, como por mi, tu amor es ternura,
sabiéndose herido el pecho no muere y vuelve a nacer.
LENIDAD DE VERSOS
EstertoR de AmoR
Abril - 2008