En cada paso que doy,
en cada rincón del día, en cada sueño mío,
ahí estás tú.
En cada estrella que admiro,
en cada rayo de luz, en cada canto de ave, ahí estás tú.
Con la brisa salada, con el arrullo de las olas,
en el eco de las simples cosas, juega tu voz con mi corazón.
Para hacer este canto,
tan sólo, me basta acariciar la espuma de tu nombre y mojar
el alma, en el agua de tus ojos.
Es que vivo de ti... contigo...
en este renacer magnifico del amor, que por un milagro
de la vida, aumenta
cada día más, mi fe en ti.