Quedan días por vivir, al unísono latido,
la esperanza cada día se renueva y da sentido,
aunque a veces resuenan preguntas incesantes,
y la vida nos acosa con sus dudas inquietantes.
Hoy sabemos que estamos y ansiamos ser felices,
una cuota al menos de alegría y satisfacción
que nos contenga hacia vastos abismos de inexistencia
que nos aguardan expectantes.
Hoy sabemos que estamos y que si dejamos
escabullir retazos de días buenos,
la ilusión que nos seduce anhelante
se verá menoscabada y el pródigo corazón
no florecerá con dicha rebosante.
Quizás días serenos cobijen nuestros sueños,
preciosos tesoros a nuestra vida asomen.
Ilusión de gozar mágicos resplandores
que alivien el agobio de tristezas y dolores.
Hoy sabemos que estamos, todo es real,
la certidumbre nos envuelve con un manto vital
de pasajeras seguridades y concreciones.
El devenir nos espera, no dudamos de ello.
Dueños de nuestra vida y de nuestras pasiones
todo es factible, nuestras certezas nos brindan
un firme paso en esta realidad
que creemos afanosos poseer, con sus sueños e ilusiones.
¿Cuanto hay de bello que esperar en la vida?
¿Volverán los albores de días graciosos?
¿Se disiparán las dudas en el otoño final?
Quedan días por vivir, al unísono latido,
la esperanza cada día se renueva y da sentido
aunque a veces resuenan preguntas incesantes,
y la vida nos acosa con sus dudas inquietantes.
Nadia Estelaniz