En primavera renace la vida,
las golondrinas regresan felices,
los grillos cantan cortando la noche,
y las estrellas destellan su luz.
Un limonero florece de nuevo,
no se detienen las flores del árbol,
ni los latidos en su palpitar.
El alma busca en cada mañana,
aquel lucero invisible a los ojos,
y con su lumbre que guía el camino,
llega al encuentro de Dios que es amor.
Gira el destino con una mirada,
como una flecha que enciende pasión,
hasta morir se enamoran los seres,
el corazón necesita el amor.
Lupercio de Providencia.