Ayer me dijiste que me querías,
ayer al cielo le grité,
ayer me puse de puntillas,
ayer a la noche una estrella le quité.
La luna se siente celosa
corre para quitarme horas,
que se parecen a los segundos,
siempre que estás a mi lado;
el sol se siente también furioso
porque no puede concebir,
cómo le quité su oro rojo
sin ni siquiera sufrir.
Ayer los planetas se enfadaron
y los dioses con ellos también,
me dicen que soy un blasfemo,
por quitarles tu merced.
Ayer las diosas me miraron
con curiosa expresión,
qué tiene esta sirena
que provoca tanta mareas.
Curiosas por los celos,
se vinieron a medir,
con sus ojos de cristales
me preguntaron a mi:
“¿Quién eres pequeño humano;
y quién es esa sirena,
que sólo piensas en ella
y tu gracia no es pareja?”.
A lo que yo les vine a decir:
“Estimadas señoras celestes
soy humano de corazón,
no tengo mas que este arma,
mis sencillos ojos pardos,
y mi pequeña y tranquila voz;
La quiero sin medida
mas no lo puedo expresar,
no me pidáis que os de razones
porque no os las sabría dar;
pero si queréis una cercanía,
de cuanto siento por ella,
os diré reinas de los cielos
que nada sois, a su vera.”