FINITA RISA

FINITA RISA

No hay obscena noche

ni pura noche

ni adjunto al hombre un crepitar de estrellas

que exhiba predestinación o algarabía.

Nada hay parecido a una señal,

a un camino fatal o irremediable,

a un destino de Caín,

o a un conjuro con el cual

poder vencer los desatinos

luego que la hoguera

que ha encendido las pasiones

tan terrenales y tan breves

en cenizas convierten a otras almas.

Ni siquiera, hablarse, puede acaso,

de la culpabilidad de los vientos

o de las sombras,

de extremos gnomos, o profundos dioses

echando malos dados

sobre la perra suerte

sino más bien de la finita risa

con la cual,

avergonzada de grandezas obvias

en un pobre rincón

nuestra bondad festeja sus aciertos

inconstantes, efímeros, avaros.