Dejaré una flor citadina
en tu almohada para que la encuentres.
Ella tiene naufragios de vida
y no evoca siquiera a la muerte.
Es un beso de cielo violeta,
un marasmo en medio del parque,
es la única que no se distrae
cuando pasa orgulloso el paseante.
Tiene dejos de tristes quimeras,
y de sueños que no se cumplieron,
pero abona a la vida su lágrima
porque sabe que ese es, su consuelo.
Se arropa en tus brazos si quieres,
y te mira directo a los ojos
ya no sufre por viejos fracasos
y sus hojas se llenan de gozo.
Ella es frágil, es tierna y dulce
siempre aguarda a que tú la llames,
y a veces se queda dormida
esperando, que tú la acompañes…