Arremolinada, como un loco torbellino,
despertó mi pasión, en un instante,
te ví sentado allí, te presentí algo distante,
y me propuse regalarte algo divino.
Te sorprendí de pronto con besos y caricias,
y un loco despertar tuvieron tus sentidos,
nos descubrimos envueltos en fuego, y aturdidos
convertimos el momento, en furiosa delicia.
Ya no tuvo el lugar, la hora ni el momento,
argumento alguno para desandar lo andado,
y en un éxtasis que nos llenaba por completo,
hizo carne en nuestros cuerpos tal portento,
que ubicados en el lugar exacto, el arrobado, permanecimos encantados, en lo concreto.
® Susana Valenzuela
19-12-09