Cuando la pasión y el deseo,
son enemigas íntimas de la razón,
existe un pecado, llamado consuelo,
que mitiga el dolor, del apenado corazón.
Cuando por tus venas fluya la sangre,
de un infierno cruel y tirano,
¡Hay de aquel que te tienda su mano!,
con afán de curar esa llaga latente.
Con tu sentir, mi pensar, se ha vuelto oscuro,
mi alma quisiera, envolver a la tuya,¡Maldita sea!,
princesa del embrujo, dueña de un corazón de piedra,
ojos para ti solo tengo, encantados por el alba de tus sueños.
A golpes de amor, curo mis heridas, producidas por los celos confusos y tiranos,
por las idas y venidas, por los sentimientos paganos,
por el alma de mi vida, por un querer idolatrado.
3-12-05