La naturaleza busca imitar su belleza discretamente, le construye un palacio de corales, las aves forman su rostro en el cielo, el sol hace una escultura con su sombra, el cosmos traza cuerpos que danzan durante millones de años, galaxias enteras implosionan como imitando la ausencia de su mirada.
Si ella supiera que no existen las coincidencias, porque el destino a nadie obedece, pero a veces es tan manso que adorna con brujería el camino de los soñadores, se rinde ante los anhelos de un enamorado y le siembra plumas a las alas de su sueño.
Ya sea en los sueños o en los libros un ángel nunca muere, vuela por el mundo siempre amado con la misma fuerza que el sol salta sobre el mar.
Este libro son los ojos de un poeta muerto y tiene como destino ser las pupilas de un noble corazón, para que ame a ese ángel como una vez lo hizo él.