Uno nunca sabe; pero ocurre a veces
que al mirar las aves, en volar se empeña
y en sus sueños vuela y vuela y vuela y sueña
y en soñar que vuela se le van los meses.
Casi nadie sabe que me perteneces
y que soy tu dueño como tú mi dueña,
y que mientras otro, loco, te desdeña,
porque a todas luces no te lo mereces,
tenlo por seguro que en mi huerto creces
como mi confianza nítida y risueña,
porque soy el único que te merezco,
y que entre nosotros, al pasar los meses,
se abre como rosa, como blanca alheña,
un amor secreto, puro y gigantesco.
Heriberto Bravo Bravo SS.CC