Vida mía, cuánto te he amado,
Que todo por ti lo he dado,
Que tu todo lo has despreciado...
Vida mía, dime, ¿qué no te he dado?
Que de mi pecho el corazón me he arrancado
Y te lo he envuelto en suculentas caricias,
Que con mis manos tu rostro pálido he surcado,
Y en mi boca la mejor de las sonrisas...
Que hasta mi alma paseaba entre empalagos,
Gritando al cielo el lóbrego sonido de tu nombre,
Que yo fui la mujer que te amó en tiernos susurros,
Aquella que te hizo sentir más hombre.
¡Y dime vida mía, con la verdad en tus labios!
¡Dime, cariño! ¿Qué no te he dado?
Si volví rectos nuestros senderos cruzados,
¡Si yo te regalé el regazo en que te has hospedado!
¡Qué negros fueron tus labios, qué negras tus palabras!
¿Por qué vida mía, por qué me has engañado?
¡Qué negros fueron tus labios, qué negras tus palabras!
¿Por qué cariño mío, por qué me has engañado?
Por qué, amor, cuando todo te lo he dado...