Según parece te hizo temblar,
fue demasiado para esa tarde,
y ahora le tienes que cuidar...
tal vez... ¿tu intimidad?
¿Pero de qué estás hablando?
no la vayas a defraudar,
que ella quiere, cambiar...
¿amando?
La noche invita,
similares situaciones
de paisajes consecuentes,
y los grillos en un todo,
acompañaron la muerte,
de la puerta que se abrió,
y que pronto se cerró.
El gran amo lo descubrió,
y temblaron hasta las rosas,
revoluciones tempranas,
para ser duraderas,
el gran amo descubrió
la punta de la estrella.
Qué manera de temblar
en la magia y en palabras,
que a mi me pasa lo mismo,
¿pero qué estoy diciendo?
Si supieras que me hechiza
y me encanta este tormento,
que no hay estrella en el sur,
ni en el norte hay fundamento.
No son páramo sus letras,
que despiertan tu pasión,
eres hombre y es por eso,
que pierdes la razón.
Se compilaron palabras,
y creyó ser tu dueña,
eres flojo en las miradas,
dejaste que lo creyera.
Los caminos se cruzan
pero no siempre aciertan,
y el espejo del alma
te devuelve certera,
a sabiendas de la nada,
pero no de lo que era.
El gran amo descubrió
la punta de la estrella.
La alquimia de la magia,
se fue por la regadera,
y le mientes al decir,
que por ella tal vez mueras,
¡ya lo creo que es así!
Aunque siempre me lo niegas,
y las palabras fluyen,
concediéndome en la espera,
el saber que nunca muere,
el que dice que te da
pero no entrega.
El gran amo descubrió
la punta de la estrella,
y la princesa quedó,
sin zapatito y sin fiesta.
Elsa Fariña
14-02-04