Eres dicha lejana que mi cielo la acuñó,
sin embargo ya te cantaron los ángeles,
tal vez manos amantes tu cintura ciñó
que desgranó poemas de amor en los vergeles.
Tu nombre ya fue presa de un libro famoso,
que algún dios editó sin que nadie supiera
y ahora es leyenda en el universo harmonioso,
el delirios de los poetas de ayer allí expira.
Tu heredad es playa de sueños intermitente,
donde el amor refresca toda tu belleza
y el espejo reflejó a todo en forma diferente,
obviamente, eres dama con imagen de nobleza.
De mil colores, hasta la geografía te vistió,
construyéndote templos sin lugar a dudas,
peregrinos de senderos, en tu leyenda embistió,
por atravesar los tiempos de mil budas.
¿A caso fueron verdad o fueron mentira?
Yo digo verdad; entonces como reina te corono,
el silencio del siglo otra vez grita y mira,
la sabes tú como también nuestro entorno.
Mis amigos vienen a mí; y dicen que eres mía,
cual solitario pájaro en la noche rezo plegarias,
estás en mi alcoba, ante que llegue la agonía,
burlonamente sonreímos de las infames parias
Autor: Alcibíades noceda Medina