En el lecho del mar, con la borrasca,
crecerá nuestro amor como una perla,
y pasará lo mismo que, allá, en Nazca,
que solo desde el cielo podrán verla.
Serás entonces del ancho mar La Cenicienta,
en la espera del Principe Azul de agua salada,
a quien verás venir triunfante en la tormenta
con el zapato de cristal que te dió el Hada.
Y en un Castillo Azul de porcelana,
vivirás feliz como en un cuento,
y serás del vasto mar la Soberana
que gobierne con su voz al viento.
Y una concha de mar será tu trono
y empuñarás mi corazón por cetro,
cuando el azul del mar suba de tono
y no sea nuestro amor más un secreto.