Como la niña de tus ojos,
Así me guardas señor
Hacia el hombre malo, ahogado por sus despojos
Inclinas tus oídos a mi clamor.
Tu propio cuerpo entregaste al oprobio,
Lagrimas derramaste por amor
Queja alguna salió de tus labios,
Rey de reyes, señor de señor.
Grandes son tus maravillas,
Misterio insondable eres mi creador
Adorarte por siempre quisiera de rodillas
Dios eterno, mi consolador.
No apartes de mí tu misericordia,
Ni me apartes en ningún momento de tu lado
Amaré tu justicia de noche y de día,
Cristo por mis transgresiones fuiste crucificado.
En el Gólgota se vio tu agonía,
Cuando tus pie y manos fueron clavados
Si esto no es un gesto de amor yo diría,
Oh mi buen Jesús que bueno que has resucitado…