Hay un demonio implacable
que amenaza a nuestro mundo
con siniestra alevosía,
un engendro ruin, inmundo,
inventor de la sequía.
Esparce el polvo a los vientos
sobre un planeta reseco
y su reino es el desierto
desprovisto ya de vida,
en plena desolación.
Existe un torvo demonio
sin piedad, sin compasión,
su solo nombre es motivo
de pánico entre la gente
y va muy de cerca seguido
por la inevitable muerte.
Ese demonio es la SED
angustiosa, lacerante,
que se extiende por el mundo
secando los manantiales,
contaminando las aguas,
incrementando la escasez
en una forma alarmante.
Po él se lanzan los pueblos
a una lucha sin cuartel,
mata el hermano a su hermano,
como entre Caín y Abel,
mientras que presas y pozos,
manantiales, ríos y lagos
van bajando su nivel.-
Eduardo Ritter Bonilla.