Después de tanto esperar, mi dulce Helenita,
nos pudimos con ansias besar.
Después de tanto esperar la hora bendita,
por fín nos pudimos amar.
Me entregaste toda tu pasión, mi Canelita;
te entregué mi vida y mi corazón.
Quisiera que aquella hora se torne infinita
porque se cumplió nuestra ansiada ilusión.
El perfume amoroso que emana tu piel,
la suavidad de tu blonda cabellera,
y tu beso ardiente que sabe a miel
lograron que en tus brazos feliz me durmiera.
Tu romántica y tierna voz dulcita,
tu sonrisa divina y angelical
Han hecho que te ame más mi Helenita,
han hecho que sea tuyo hasta el final.
Mutuamente saboreamos nuestros besos
y el calor de nuestros cuerpos sentimos,
nos llenamos de ternura y embelesos,
y ahora que estamos lejos...los dos sufrimos.