Presentes que confluyen,
manos atadas a los rostros del pasado, ya no más sintonías de destierros,
ya no más ilusiones, ni pecados.
Presentes que confluyen,
de negro ataviados, con esquirlas de dolores,
y rasguños y tus manos...
Presentes que confluyen,
lentos en aullidos de lobos que desgarran
la pasión de algunos momentos,
no pienses más en torbellinos de amaneceres
profundos y caricias a raudales,
el universo es aquel que otrora extrañamos.
Presentes que confluyen,
futuros indecisos y la mancha de humedad que
aún mantiene nuestro cuarto,
es la única verdad que queda en nuestras vidas,
pero ten en cuenta que nada será igual,
cuando el futuro,
nos atrape sin contemplaciones en sus redes de incertidumbres.