El Buque de mi sentimientos amorosos
atracó en el puerto que lo esperaba desde siempre,
después de dilatadas travesías con vertientes
onduladas producidas por el oleaje presuroso.
En ese puerto encontró el tesoro que anhelaba,
el mas brillante de todos por su valía interior,
mas valioso que diamantes, rubíes y esmeraldas,
mas bonito que un coral y mas tierno que una flor.
La travesía fue un peregrinar de ilusiones,
hilvanando lazos de amoríos y penurias
como hilvana el amor a la tierna poesía,
como entrelaza el músico el ritmo y sus canciones.
Las volcánicas aguas impulsaron el navío
que presuroso se acercaba al muelle tan ansiado.
Después de pasar tormentas, nubarrones y rocíos.
lo espera la placidez de su mundo extasiado.
Las aguas quietas ofrecen un paisaje acogedor
con un cielo de crepúsculos cargados de carmesí,
con rayos amarillentos que inspiran al frenesí,
con el sol que taciturno brilla en todo su esplendor.