Lágrima oculta por el alma mía la que no expande la pupila, la infinita, la muda, la sombría,´
¡lágrimas mía!,
la que no da tregua ni consuelo, la que coloca un velo turbio en mi cielo, la que hace la vida gris y la dicha huraña y la sombra de la noche, en callada pena sin reproche, lágrima doliente,
clavada en mi ser profundamente,
que no alivia la tortura,
ni cura la amargura,
por una lucha inútilmente,
en lograr un afecto y mantener el calor de un nido que pueda
aliviar la pesada carga de los años que avanzan, sin un minimo de esperanza y alegría, lágrima de agonía, que se cristaliza por el dolor infinito y se vuelve piedra
y que mi callada angustia solo la puede trocar en perla
y para verla, hace falta alma y en mi forjado mundo ya no hay nadie, que tenga alma para verla.