Son tus dientes como manada de ovejas
trasquiladas,
que suben del lavadero.
Todas con crías gemelas,
y ninguna de entre ellas es estéril.
Tus labios son como hilo de grana,
y tu habla hermosa.
Tus mejillas como cachos de granada,
detrás de tu velo.
Tu cuello como la torre de David,
edificada para armería.
Mil escudos están colgados en ella,
todos escudos de valientes.
Tus dos pechos como gemelos de gacela,
que se apacientan entre lirios.
hasta que apunte el día y huyan
a las sombras.
Me iré al monte de la mirra,
y al collado del incienso,
toda tú eres hermosa amiga mía,
Y en ti no hay mancha.
Ven conmigo desde el Líbano
oh, esposa mía.
Ven conmigo desde el Líbano.
Prendiste mi corazón
esposa mía.
Extracto del Cantar de los cantares.
Por el poeta
desconocido.
15/4/014