Un calendario relajaba las montañas,
Renovaba mis sentidos…
El calor disolvía mis pupilas dibujando un espejismo,
Abrigando mi mirada. Correteando lado a lado el lugar
Advertía desplegar la simulación de tu interés,
Mientras obnubilado por el cemento
Disfrutaba la caricia del atardecer en tu mejilla.
Risas y carcajadas se asomaron con posterioridad,
Melodías de aquí a allá
Que sin poder caminar,
Caí derrotado en tu simpatía.
Me perdí como nunca antes me había perdido
Y me olvidé el camino de regreso,
Y sin siquiera pedir permiso
El amor tibiamente se acomodó en mi sofá.
Ese día comprendí que el corazón
Es el único sentido que le escapa a la razón.
Aquellos días imborrables
Son recuerdos recurrentes.
Distintos rumbos,
Diferentes salidas
Y eternidad de un beso despedida
Grabado en mi inconsciente.
Cada noche sueño el día
De encontrarnos juntos escondiéndonos del Sol,
Recorriendo el sendero de la fantasía.
Y aunque no te pueda ver,
Mi memoria permanece intacta,
Recordando tu sonrisa,
Amándote en silencio.