Yo no quise quererte,
¡y tú a mí tampoco!,
y ahora somos cada uno
carcelero del otro.
Nada tiene sentido,
ni tu loca razón
ni mi loco desatino,
el amor nos desnudó
¡y ahora pagamos un crimen!,
de qué yo te mire bien
y tú me mires sin concierto,
porque nada nos une
y todo tiene un criterio,
qué dos miradas que se cruzan
acaban siendo un tormento.
De que tú bebes mis vientos
y yo te busco en los sueños,
¡de todos es sabido!.
Pero es cierto,¡lo sabes!,
qué tú y yo nunca seremos amantes,
porque para querer con la sangre
primero se vive en un fuego,
¡para luego de amor morirse!
y nosotros nos estamos muriendo
sin saber si fuimos llama,
¡o el pecado de querernos!. campanilla