El tiempo hace que se note,
el orgullo de su luz clara y soberbia,
de ver la tierra con su hervor,
que nos deja la hierba quemada.
Y de ver la tierra arder,
dejando la hierba quemada,
y los campos yermos del calor,
Delante de los tormentos calcinados,
Tortura del sol que enerva,
y nos deja la hierba quemada,
y nos deja los bancales descarnados,
con el sol a cuestas.
Todos los bancales descarnados,
todos son fantasmas en los campos
soñando cuentos de aguas,
y vivídos prólogos de relámpagos.
Vivídos prólogos de relámpagos,
que desgarran el cielo caliente,
escribiendo con una gran luz,ya
que en un instante quieren vengarse.
Quiere la tierra vengarse
de tanto tormento.
De tanta falta de agua ,
para estos campos yermos una nueva lluvía.
De vengarse de tanto tormento,
tienen ganas el árbol seco,
el cauce del rio se funde,
Y el esqueleto negro de las viñas
El negro esqueleto de las viñas,
con sus racimos en sarmiento,
se crispan en un grito ahogado,
en las horas dolorosas.
En las horas dolorosas de sol,
vocean los arrozales,llaman y gritan los cereales,
las eras tristes y calmosas
los caminos de árboles muertos, entristecen.
Los caminos de árboles muertos que recuerdan y deliran,
Las personas que lloran de desdicha,
y las bestias que no respiran.
Las bestias que no respiran,
de nostalgia del agua que corría,
van a la
acequía y se la miran.
Y la ven enferma de arena
y con un amarillo como de cañas.
Piden al agua que corra,
pero no muestra al cielo sus entrañas
No mostrando al cielo las entrañas
la acequia se estremece y ulula.
Y Los hoyos del rio, delgados y extraños,
Todos estoicos guardan luto.
Carmina. 27/8/2007.