Mis pies tocan el piso
y nuevamente sigo aquí
postrada en esta miseria con tantos miedos rodeándome…
Quiero ser sensata y no romper en llanto
sin siquiera poder solucionarlo esta vez;
pero han pasado tantos momentos no llamados
que no se si pueda sobrevivir al menos esta noche.
Trato de rascar hasta en la misma mugre
pero no hay una sola razón para una muestra de fe
de mi parte.
Escucho mi corazón, como en silencio me murmura
que ya no puede latir;
es tanto el dolor, es tanta la incertidumbre…
Mientras me desplomo lentamente al suelo,
y termino rota debo sonreírte y no lo concibo.
Esta vez no hay juramentos vacios para no cumplir
no hay sueños, las ilusiones se han esfumado
y solo estamos tu y yo en esta habitación vacía.
No pudo ni siquiera mirar lo que ahora somos,
no puedo tocar tu mano sin recordar cada maldita palabra,
mi cuerpo frío no necesita más de tu calor
hace tanto que me dejaste sola,
que no recuerdo la última vez que te necesite a mi lado…
No puedo sanar las cicatrices en ambos
no puedo cuidar esta noche de ti como ayer,
ya no puedo secar tus lágrimas y fundirme en un abrazo contigo,
ya no me es posible cuidar de ti…
Perdimos la posibilidad de esos cuadros en la pared
de cada vieja fotografía,
de esas anécdotas para recordar en la vejez…
Mis pies rozan el suelo y la realidad me asecha en la ventana
cada noche,
se que no pertenezco a ti desde hace mucho
pero fuiste tú quien me olvido primero;
mientras yo me ahogaba en llanto cada madrugada
mientras yo me despedazaba y me atormentaba
tu me abandonaste cual basura tiras al cesto…
Ya no puedo tomar tu mano como ayer
y no puedo fundirme a ti en un abrazo,
me es imposible mirarnos sin ver primero
en lo que nos hemos convertido,
y la realidad me dice a diario que no es aquí donde pertenezco…