Te escribo este poema,
para expresarte lo que siento,
haz sido para mí, el amor imposible,
el espíritu inalcanzable.
Oh, yo, mísero hombre
simple mortal,
tan lejos de los ángeles,
te he admirado siempre.
Y tal vez, tantos hombres,
como yo, a lo lejos,
sueñan contactarse contigo,
sentir lo que tu sientes.
Eres la diva, eres la musa,
eres la esperanza viva,
eres la fuerza inagotable,
eres el alma fuerte.
Pero me queda el consuelo,
de a lo lejos poder verte,
de sentirte cerca muy cerca,
y de admirarte siempre.
Lupercio de Providencia