Recuerdo a esa amiga
con su cara cabizbaja,
sus pasos sin prisa
y sus lagrimas congeladas,
que lentamente me decía
se fue y yo lo amaba,
necesito sus caricias,
sin el no soy nada.
Recuerdo aquel día
y la hora exacta también,
que me hablo esa amiga
para preguntarme porque,
era así la vida
y porque la dejo de querer,
aquel hombre que la tenia
tatuada en toda su piel,
Recuerdo que el tiempo
pasaba sin detenerse,
como las miradas al cielo
de aquella amiga presente,
buscando los recuerdos
para poder sostenerse,
murmurando en silencio
un te extraño persistente.
Lo ultimo que recuerdo
es el gesto de aquella mujer,
cuando me dijo en mi ropero
guardo algo de el,
ponte este sombrero
que en ti veo su ser,
deja enmarañar tu pelo
y déjame hacerlo bien,
eh cerrado este cuento
porque no se nada de el,
y quiero algo nuevo
contigo este atardecer.
Y hoy en su ropero
creo que aun guarda la fe,
de que algún día el viento
regrese a aquel hombre a sus pies.