Eres el primero, divina alegría.
Colmaste mis días de inmensa ilusión.
Llegaste a mi casa con la algarabía
de un tambor, guitarras, y de un saxofón.
Eres el primero, y yo presentía
que te quedarías en cada rincón.
Cuando te abrazaba, !Como te quería!
y tu te incrustabas a mi corazón.
De mis cinco nietos, eres el primero.
el mayor de todos, mi primer querer.
Siempre te cuidaba con celo y esmero.
Aunque era muy joven pude comprender
que sería tu Mimi, por siempre tu alero,
por eso si llueve, sabes que !Te espero!