Hoy erraba entre mis pensamientos y mis nostalgias,
cuando ante mis ojos, emergiste esplendida.
Mi deseo se tejió encaje negro alrededor de tus hombros,
poblé de imaginarios besos tu delicada espalda,
hilando el mas valioso alrededor de tu cuello.
Anhele urdirme hebra en tu cuerpo, tapizar tu pecho con mi boca,
envolver tu delicioso vientre con mi lengua,
remendar mis caricias en tus sutiles muslos,
enhebrar mi suspiro en tu interior.
Quise sentirte desnuda junto a mi pecho. O cuando menos besarte.
Pero el secreto y mÃnimo abismo que nos separa abofeteo mi intento. Solo te vi partir.
Mi beso se estiro hasta rasgarse en tu vacÃo.
Nada mas tu hermosa sonrisa en la distancia detuvo mi despeñamiento.
Prometiendo, tal vez, otro encuentro fugaz.
José Luis Mendoza Aubert