"ME PESA EL SILENCIO"
Me pesa el silencio,
me pesa,
diadema de plomo
sobre mi cabeza.
Se agotó la fuente
de donde brotara
como altivo géiser hirviente,
candente,
mi redonda vida.
Ahora soy un grito,
sólo un alarido lastimero,
fiero.
Rama desprendida,
hiedra que se arranca
del añoso tronco,
fiera malherida.
Mi dolor adusto lame
soledades y
masculla quejas
casi insoportables.
Mi ansiedad revuelta, excitada,
serpentea por las mudas calles.
Ojo: en la penumbra giran,
aletean
múltiples espectros
supraterrenales.
Mis manos en puño blanden
a las sombras,
con la furia inútil de un lobo
enjaulado.
Incompleto yazgo solo,
desolado
y un copo de lágrimas gélidas,
blancas,
lágrimas etéreas,
vómitos cuajados,
diamantes a chorros sobre
destemplados
páramos agrestes.
Palabras versadas, graduadas
en llanto
y en las sincopadas muecas
del quebranto.
Mis manos en garra
arañan pasiones,
tumultos inmóviles
de las náuseas vanas.
Calladas tensiones
henchidas de espuma,
quimeras,
guadañas
que en tajos certeros
destajan la risa.
Resplandor opao,
luz ennegrecida,
fulgor destemplado,
brillo enmohecido de avidez dormida.
¡Cuán pesa el silencio!
¡Cuán cala la vida...!
Heriberto Bravo Bravo SS.CC (Derechos reservados)