Me hablas a miles de kilómetros,
Pero a años luz tu corazón del mío.
Y las bombas. Siempre las bombas.
La distancia son las bombas, el ruido,
El olor a pólvora. Pero es también
El silencio de la muerte sin funeral.
Tu amor es el difunto y su olvido.
Es la carta extraviada, las palabras
Que no importan. Y a veces es también
Volverte a ver. Por eso, a veces tu amor
Son los viejos tiempos, la voluntad,
Como tú lo llamas.
Y nuestro amor acaba por ser una carta,
La que aún no he escrito, la del Día de la Madre
De dos mil treinta y seis. Tu amor siempre en ciernes,
La intención de llegar a casa para cenar.