Amanece la luna por encima del párpado
cuando un servidor tiene la oportunidad
de presenciarlo,
mueren las penas del brillo del mar,
la Tierra se va del cuarto y cierra la puerta
para dar intimidad.
Cuando se acerca la luna, poco a poco,
con dos fallas besando de color carmín
no hay relojes de cuco en la pared,
nunca existió Hitler,
se despiden volando los libros de historia.
Si ya empiezan a rozarse las puntas del iceberg,
no importa que muera mañana
ya he llegado al cielo,
llamé a la puerta durante la noche;
me abrió Bob Dylan y me la presentó.
Países vecinos, en guerra y paz, prefiero
prestada una niña patria para jugar
y no aburrirme.
Se acerca el fin del mundo
vengo yo desde el principio buscando;
los angelitos de la cama unos cabrones
sin alma son; queriendo apartarme de ella
me dieron mal la dirección.
Agárrame me agarra de la mano eso no
puede ser mal; no creo en Dios creo
en la plata en que me siento reflejado,
Muerto y soñando vivo una égloga en la
ciudad venenosa, que no pudo retener
al día cuando el Sol ocupó la noche
por siempre.
Se acabó, ya no soy de aquí, porque tú me
quieres y eso no puede ser verdad.
Me voy volando a aquella nube a hacer el amor.