Se enardece mi sangre acorralada,
vanamente circula sin cesar,
ruge dentro de mis venas traspasada,
por el fuego que tu enciendes al pasar.
Mil tambores mis sienes doloridas,
una y otra vez oyen resonar,
y es tan honda la brecha de mi herida,
que solamente tu puedes cerrar.
Y el delirio que es mas evidente,
a traves de los dias y las horas,
me transporta a ese paraje ardiente,
donde solo el amor es el que mora.
En la hondura misteriosa de tus besos,
en el calido acento de tu voz,
se hace carne con tu carne mi embelezo,
mas y mas arraigado por amor.