Con el mundo sobre el rostro, se hacen piedra,...
¡Piedad!... aquellos se hacen piedra, que ni las manos
ya les duelen, ya llevan gran dolor, ya son roca,
ya del pan, su aroma se perdió en la boca.
Mas ahora que levo el alma en ellos,
yo recuerdo, aun recuerdo, aquella anciana...
pobre anciana, que me pidió una colaboración,
¡Hay Señor, que el corazón!,...
de no estar en el pecho,... se me hubiera caído,
de pena, se me hubiera destrozado,...
y al darle mi bien ternura, mi bien colaboración,...
¡OH mi Dios!... no me dio las gracias...
tan solo,... tan solo... ¡Me sonrió!...
y nunca sentí tanto agradecimiento...
y nunca sentí tanto Dolor.
EstertoR de AmoR
Agosto del 2006