Debo amar y nos juzgar.
Quien me ha nombrado, como juez?
Sólo Dios es hacedor de la Ley,
y por tanto es juez.
Debo percibir la fragancia,
que emanan las flores;
y no percibir la inmundicia,
que se amontona en la raíz de las plantas.
Debo trabajar el silencio:
silenciar mi mente,
sllenciar mi corazón,
silenciar mi boca,
silenciar mis sentidos.
Debo dejar que el agua corra,
y sentarme en silencio, a verla correr,
y aprender de ella.
No debo hacer ruido, ni propiciarlo;
que mi diario trajinar,
No cause ruido. Escojo amar en vez odiar.
Jucar 3-7-/13