Cada mañana recibo
tres abrazos muy sinceros,
que son como vitaminas,
que nutren mi cuerpo entero.
Los tres, son de gran amor,
pero dos, llevan ternura
que se dán con gran dulzura,
el otro, de otro sabor.
Son tres besos mañaneros
cargados de mil "te quiero"
dos, de cariñito bello,
el otro va hasta mi boca
y se desliza en mi cuello.
Yo tengo mi corazón
repleto de ésta dulzura
y de toda la ternura
que los hijos saben dar,
pero además tengo aún
de mi amor, su amor completo
mas todo ese complemento
que solo de El he de tomar.