Indefensos y desvalidos

 ¡OH, naturaleza divina!

¿Por qué te ensaña contra mi pueblo?

Indefensos y desvalidos,

muren muchos, en el caudal de un río.

Ellos dormían tranquilo,

sin esperar lo sucedido;

y en la penumbra de la noche,

quedaron sus cuerpos sin vida.

En 1912 tú derramaste tu furia

y hoy, 92 años después, lo hiciste por segunda vez.

Entre lágrimas y lamentos, las autoridades separaban:

por sexo y por edad, aquellos cuerpos, que sin vida habían quedado.

Ahogados murieron todos,

cuando en la negra noche;

las aguas turbulentas del río Blanco, sus viviendas arrastraba.

Mi dolor es inhumano,

como inhumana es la tragedia;

la tragedia que vivieron, mis compatriotas y mis hermanos.

Mis hermanos fronterizos,

que de un desastre sangriento,

han salido y como si fuera poco:

la naturaleza se ensaña contra ellos,

sirviéndose de su río.

Sin pan y sin techo,

quedaron mis hermanos;

cuando en la negra noche,

las corrientes del río Blanco:

sus familiares y sus viviendas,

se llevo por delante.

Con el alma destrozada,

pido por los desaparecidos;

un círculo lleno de amor,

sin reproche y sin dolor.

Adiós, les digo de lejos:

porque en la distancia me encuentro,

de angustia estoy muriendo,

y solo puedo pedir por ellos.

©MariLeonor Bonilla T.

Todos Los Derechos Reservados ISBN: 987-561-124-7