Inquietudes

En el manoseado espíritu del momento

se incrustan las manecillas de todas las partes.

Hay una aprensión de astros que zozobran sin rumores

y las sombras se incomodan al sepultar sus elementos.


Solloza el mundo por los despertadores que no saben adormecerse

y todas las campanillas se entorpecen al desgastar el silencio.

Tras un rebaño de intervalos

las campanillas dilapidaron sus caninos de metal...

Ahora vislumbro la marcha de los sucesos

ya el día no pretende despedazarse en sus blasones

y los pájaros lanzaron sus plumajes en el camino

para suavizar la evasión.


Escucho pasos que adornan 

un gran cortinaje de distancia...

las evocaciones son aves clandestinas

que aman grandiosos torrentes enarbolados de muerte.


¡Joyero de discursos

donde almacenar la resquebrajada marioneta de los abriles!

Nuestras anclas no carcomen la base de los tiempos.

Los pendientes cabeceantes

bosquejan censuras en la oscuridad.


¡Tierra que nunca se gastó en mis pasos!

¿Qué historia contaremos a los días?

¿Cómo arriar el velamen

de las mañanas, ávido remero?


¡Todo está bien, ya soy un poco Dios

en esta soledad,

con este orgullo que ha tendido a las cosas

una espiral de palabras!