Hay escenas como en borradores,
en mí latente que aun mantengo.
Busco el coraje que no tengo.
Quiero disipar de mí los temores.
Hasta hoy me angustia mirarte,
recordando la mirada aquella,
de la niña asustada. Inútil rencilla
al amor puso al borde de la muerte.
Sin dar explicación esa noche,
me aleje callado, sin reproche,
sumido en los celos más absurdo.
Dando rienda suelta a antojo burdo,
sin oportunidad de esclarecimiento,
ahora me consume el remordimiento.
Aturdido me senté en una recoleta,
donde alguna vez estuvimos juntos.
De repente divise una silueta,
era tú, me llené de mil contentos.
Te abrazaste en mí llorando,
atraje tu cabeza contra mi pecho.
Deje; te hago sufrir con que derecho.
Mientras te acaricio consolando.
Vive en mí aquella imagen tierna,
recordar me conmueve esa escena,
no puedo apartar aun de mi mente,
cuando me dijiste, déjame explicarte,
debe oír una vez más mi verdad.
Tomé tus mejillas y te besé con suavidad.